De los placeres de la vida, el cagar con la puerta abierta es uno del que pocos se jactan. Hasta que ya no viven solos y se lamentan por no haber aprovechado el tiempo al máximo.
No sé a qué se debe, pero la sensación que provoca la corriente de aire, erizando los pelos de las piernas (por no ponernos aún más escato-lógicos) causando regias sensaciones, comúnmente reconocidas como "escalofríos".
Pero esto tiene aún otro plus: la posibilidad de no morir en el cuarto de baño, producto de un desmayo ineseperado a causa de un Síncope Vasovagal. Vayamos a la fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADncope_vasovagal (inciso 14 en el subtítulo "Factores Desencadenantes").
Así es, la puerta abierta es un gran preventivo de muertes prematuras, que permite al futuro ingresante al hogar, rescatar a quien haya sufrido este indigno desmayo (incluso con posibilidades -no muy lejanas- de cabecear el lavamanos que se emplaza a unos escasos y peligrosos centímetros).
Concienticemos a nuestros seres queridos. No nos caguemos en la vida.
(Sí, el slogan es una mierda y el chiste es fácil. Andá a cagar).